Sergio Berni: «La actitud de Petri y Bullrich no va más»

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En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), el senador provincial Sergio Berni declaró que el Gobierno nacional creo que no actuó «de manera correcta” frente al temporal que azotó a Bahía Blanca y apuntó contra la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich y su par de defensa, Luis Petri: “El Gobierno tiene que abrazar a la gente aunque los puteen”.

Sergio Berni es senador provincial por la provincia de Buenos Aires. Anteriormente fue ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires entre 2019 y 2023, secretario de Seguridad de la Nación entre 2012 y 2015, senador provincial en 2011 y vocal del Comité Ejecutivo de Interpol en 2014.

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Mi memoria me trae la inundación de La Plata, donde el gobernador había ido allí y usted lo tuvo que sacar casi protegiéndolo porque los habitantes de la ciudad lo menos que querían era pegarle. ¿Qué visión tiene usted de que Kicillof fue a Bahía Blanca hace unos días y no tuvo ese problema hace unos días, mientras que Presidente pareciera estar protegido para no tomar contacto con ningún habitante?

Los daños no solo materiales sino también de las víctimas fatales, con Bahía Blanca estamos en un escenario mucho más complejo por las dimensiones, por las características geográficas, por lo que afectó y lo que pone en juego, con todo lo que significa la distribución de gas.

Recuerdo cuando fue la inundación de La Plata y en el mismo momento en que nos estábamos inundando, se estaba prendiendo fuego la destilería de La Plata. Pero lo de Bahía Blanca es mucho más significativo por lo que significan las pérdidas económicas, las pérdidas en vidas y por lo que significa para adelante. El sistema de reconstrucción va a ser mucho más amplio, dificultoso y va a requerir inversiones millonarias.

¿Y respecto de la reacción de la gente con los políticos?

Me parece que eso es algo siempre lógico. Cuando pierde todo de la manera en que lo pierde, está muy enojado, y a veces ese enojo se canaliza con lo primero que cree que tiene responsabilidad. Hay que ponerse en los zapatos de las víctimas. El fuego es devastador, pero después, ya perdiste todo. En la inundación es terrible porque no sabes qué perdiste, qué no perdiste, qué puedes recuperar. Uno en el fuego ve las cenizas, y es un shock, pero después es más fácil salir de esa tragedia. La inundación, créame, es menos traumática en el corto tiempo, pero en el largo tiempo el daño es peor. En ese sentido, la gente se enoja con lo primero que encuentra.

Creo que el Gobierno nacional creo que no actuó de manera correcta. No puede ser que un presidente no esté acompañando a los habitantes, lo puteen o no lo puteen, porque es su obligación, para eso está. Tiene que entender que lo puteen también. A veces, es poner la cara y dejar que la gente desahogue esa bronca. Me parece que, en ese sentido, no se puede especular con la desgracia de los argentinos, no se puede especular con la desgracia de los bahienses y estar viendo si va o no va porque la gente se enoja conmigo. Lo que le pasó a Petri y a Bullrich da cuentas claras de que esa actitud no va más en la Argentina. Esa actitud no tiene que ver con la empatía de aquellos que están sufriendo. Me parece que es algo más que repudiable. La actitud de Petri y Bullrich no va más.

Hoy algunos vecinos le gritaron a Milei. “Son una manga de caretas”, le gritaron los vecinos al Presidente. Esto no pasó con Kicillof, y si había pasado con Scioli. ¿Por qué piensa que se salvó de la puteada Kicillof?

Porqué la provincia actuó muy rápido, porque la provincia tiene empatía desde antes. Hay un gobierno que está presente. Escuchaba ese audio de la gente gritándole a Milei y el relato de la notera que decía que la comitiva está totalmente en silencio. Bueno, eso es lo que asusta. El problema no es la gente que grita, porque hay que entender que es un desahogo natural. Lo preocupante es el silencio de una comitiva de un gobierno nacional que tiene que dar respuesta. El Gobierno tiene que abrazar a la gente aunque los puteen. Esa es la responsabilidad ineludible.

Cuando a uno lo putean tiene que entender cuál es la situación, abrazarlo, acompañarlo y hacerle sentir que uno está ahí para apoyarlo. Más allá de que lleve un camión, dos camiones, tres camiones de emergencia, tienen que saber que tiene la empatía de comprender lo que esa gente está pasando. Creo que la gente vio ese instinto de darse cuenta si el que está enfrente está comprendiendo la desgracia que estás viviendo o la verdad es que está ahí por una foto y nada más, o por un compromiso. Eso es lo que pasa.

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Vieron a un gobierno provincial que trabajó con aciertos, con errores, con desorganización. Hay que estar atendiendo a esa gente que uno no sabe por dónde empezar cuando ve esas imágenes, con cientos y cientos y cientos de cuadras bajo el agua, autos apilados, gente desaparecida, como la desgracia de una familia que perdió dos chiquitas que se les escaparon de la mano, pero uno asume una responsabilidad y la tiene que cumplir. No solamente la tiene que cumplir con eficiencia, sino con sentido humano, poniéndose en los zapatos de los demás, entendiéndolo y acompañándolos en la desgracia.

Cambio de tema. Tratando de construir una agenda distinta al escándalo de la criptomoneda, el tema de la semana pasada fue el caso de la inseguridad en la provincia de Buenos Aires, cuando teníamos al actual ministro de seguridad explicando que teníamos el menor número de homicidios de la historia. Luego, frente a nosotros, confesó que los robos aumentaron un 7%, pero que los homicidios habían bajado. Me gustaría conocer su balance.

Mi visión está lejos de cambiar cuando uno toma distancia. A veces, más allá de que todo estaba en todas las condiciones para que pudiera seguir conduciendo ese ministerio, yo entendía que nunca las segundas partes son buenas y que en materia de seguridad uno no se puede relajar, y cuatro años hacen que, naturalmente, uno empiece a relajarse. Entendía que debería quedarse alguien del equipo, porque así lo pidió el gobernador.

En ese sentido, veo un ministerio que está absolutamente compenetrado en su trabajo, que asume la responsabilidad, que asume los riesgos de estar en el Ministerio de Seguridad, porque es un ministerio siempre con malas noticias, pero que sabe lo que está haciendo, lo hace con mucha profesionalidad. Me parece que las explicaciones que ha dado el ministro han sido muy claras, muy suficientes.

Lo que pasa es que también hay que tener en claro que todos estamos muy cómodos hablando de la inseguridad, y siempre interpelando al ministro de la provincia, que no es un ministro de Seguridad, es el ministro de la Policía. Toda esta discusión es espasmódica y repentina, y así como aparece se va.

En el caso de la chiquita de La Plata, todos los actores responsables fallaron en su accionar, y ni siquiera fueron interpelados. Hay un problema en la seguridad de la provincia, porque si no no se hubiera creado el ministerio. Mientras tengamos un muerto en la provincia de Buenos Aires nada es suficiente, pero eso no significa que lo que se está haciendo esté mal. En materia de seguridad, no se puede hablar de resultados.

La discusión del periodismo y la política tiene que girar en torno a cómo vamos a hacer para armar un verdadero sistema de seguridad y no creer que el tema de la inseguridad está en manos de un ministro que solamente tiene la policía como herramienta de prevención o de lucha contra el delito.

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¿Usted se refiere concretamente a la justicia?

No, no solamente la legislación. Ahora nosotros estamos en plena discusión de bajar la ley de imputabilidad en el país, pero fíjese que es mentira que un menor no puede ir preso. En realidad se debería llamar medidas de encierro, pero para que la gente entienda, vamos a hablar de «preso». Es mentira que se necesita una ley para que un menor delincuente que delinque vaya preso. La provincia la tiene y, por sobre todas las cosas, la tiene con más discrecionalidad que para los mayores. Un juez de menores, si entiende que un menor que cometió un delito tiene que ir preso, tiene las herramientas para hacerlo. Lo que pasa es que no lo hace. Y no es solamente la justicia.

En el caso de La Plata, esos menores ya fueron detenidos e identificados. Falló el sistema de educación, falló el sistema de prevención de menores y el sistema de contención de minoridad, que tienen problemas con la justicia local porque tampoco estuvieron. Fíjese todos los sistemas que fallaron, con alarmas que se prendieron de manera contundente porque ese chico, ese asesino, fue detenido dos veces. Entonces, si fue detenido, ¿hay un problema policial? Está claro que no.

Entonces, ¿la ley de reincidencia?

Mire, el problema de la ley de reincidencia es complicado porque es muy técnico y es complicado de explicar a la gente. Cuando uno dice que no está bien redactada, la gente dice: «Entonces este está a favor de que los que reinciden no vayan presos». No es así. El problema de la reincidencia es que, a veces, situaciones que se redactan o se hacen creer que pasan como una herramienta para atacar a la delincuencia, terminan siendo herramientas de persecución política, y eso es lo que me parece que está pasando con esta ley, además de rozar lo inconstitucional.

Volviendo al tema de menores, nosotros ahora vamos a discutir una ley de menores. Si esa ley no se aprueba de la manera correcta, va a caer en la inconstitucionalidad. ¿Qué significa que una ley caiga en la inconstitucionalidad? Que deja abierta la puerta, y en vez de ser una herramienta para luchar contra la delincuencia, termina siendo una herramienta que favorece a los delincuentes.

¿Podría didácticamente explicarle a la audiencia con qué parte de la reincidencia usted está de acuerdo y cuál cree que es aquella que roza la inconstitucionalidad y va a hacer que finalmente no quede?

Porque una persona tiene dos procesos abiertos no se puede entender que es un reincidente. ¿Cuántas personas de la vida política tienen denuncias por la denuncia en sí misma y se le hace un proceso? Para eso está la justicia, el primero, el segundo y el tercer escalón de alzada para revertir esa denuncia.

¿Son dos condenas o dos procesos?

Dos procesos. Usted, con dos procesos abiertos, puede ser considerado un reincidente y pueden atentar contra su libertad.

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¿Usted cree que corresponde que sea reincidente aquel que tiene dos condenas, o una condena y un proceso, o dos condenas solamente?

La persona que tiene dos procesos cerrados es un reincidente, no tengo ninguna duda. Obviamente, la justicia tiene que ser mucho más estricta en su recuperación. Ahora, que una persona tenga dos procesos abiertos no me parece que sea una situación que permita a la justicia dictar prisión preventiva, porque esa prisión preventiva ya está legislada y tiene sus motivos, que hasta ahora ha sido extremadamente eficiente.

Entonces, me parece que quieren confundir o quieren aprovechar la discusión del tratamiento de la delincuencia para seguir poniendo herramientas de persecución política. No tengo ninguna duda que de eso se trata cuando discutimos la ley de reincidencia. No tiene una mirada de cómo ayudar a la justicia a combatir la delincuencia, sino como un instrumento de persecución política. Ese es el espíritu de la ley.

Claudio Mardones: Esta tarde a las 17 se espera una novedosa movilización en donde se van a movilizar las organizaciones de jubilados junto a hinchas de distintos clubes de fútbol frente al Congreso. Patricia Bullrich anticipó que van a endurecer los castigos referidos al derecho de admisión en el caso de que verifiquen la participación de hinchas de clubes de fútbol en distintos desmanes. ¿Cuál es su opinión?

Usted mismo acaba de decir que si marchan las barras, van a endurecer los derechos de admisión. ¿Por qué no lo hacen sin la necesidad de que marchen las barras? Lo deberían haber hecho antes. Quiere decir que tienen las herramientas para actuar en el derecho de admisión y no lo hacen, lo hacen cuando se encuentran en un brete político. Eso es lo que no se puede permitir. Las leyes no pueden ser un instrumento de oportunismo político. Las leyes están para cumplirlas, y tienen una funcionalidad.

En el de la reincidencia, tiene que ver con darle a la justicia herramientas para luchar contra la delincuencia. Fíjese que cuando el Congreso sancione la ley, todos los argentinos vamos a creer que ya el problema se solucionó, y lejos de solucionarse, se profundizó. Usted sabe que las leyes no pueden ir en contra de los principios de la Constitución. Pero además, la Constitución no puede ir en contra de los principios de los tratados internacionales a los que hemos adherido, y la Argentina adhirió a muchísimos tratados de protección de los derechos del niño, donde está estipulado, por sobre todas las cosas, el tema de la edad de imputabilidad. Entonces, si en la Argentina actuamos de manera espasmódica y por conveniencia política y no nos interesa solucionar nada, bueno, es lo que está pasando ahora.

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Ahora, si queremos realmente solucionar la ley de imputabilidad, lo primero que tenemos que empezar es a ver como la Argentina rompe esos acuerdos internacionales para que las leyes no tengan el carácter inconstitucional que van a tener a partir de ahora. Son todas definiciones que tienen que ver con un oportunismo político que, lejos de venir a solucionar las cosas, las vienen a empeorar. Ahora estamos todos con Bahía Blanca, pero cuando se apaguen las luces de las cámaras en Bahía Blanca, a nadie le va a importar la desgracia.

El otro día estaba hablando con una persona de los medios y me dijo que el caso que más impacto mediático tuvo fue el de la chiquita M. El país se paró por la chiquita M. Ahora, ese país que se paró y esos medios de comunicación que estuvieron pendientes y analizando con total profundidad la desgracia social que se estaba viviendo, ¿qué saben de la chiquita M? Nadie sabe. A nadie le importa. Mientras todo sea espasmódico, mientras todo sea oportunismo, mientras todo sea ver como «carancho» algo, y bueno, la Argentina, la verdad, es que así no tiene esperanza de poder combatir, en el caso especial, por ejemplo, la delincuencia.

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