El magnesio, uno de los suplementos más populares por sus múltiples beneficios para la salud, juega un rol esencial en el funcionamiento diario del organismo. Presente en diversos alimentos, este mineral se convirtió en un componente clave en muchas dietas, por su gran aporte general y también por su posible relación con el control de la presión arterial. Este último punto cobra especial relevancia, dado que la hipertensión es una afección silenciosa que afecta a millones de personas, muchas veces sin que lo sepan, ya que sus síntomas suelen ser confusos o incluso inexistentes en algunos casos.
La presión arterial elevada, conocida como hipertensión, es un trastorno que puede pasar desapercibido durante años, pero que con el tiempo incrementa significativamente el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Este problema de salud ocurre cuando la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias es demasiado alta, lo que puede derivar en daños al corazón, los riñones y otros órganos vitales. Por esta razón, mantenerla en niveles óptimos es fundamental, y en esto es donde el magnesio entra en escena, ya que algunas investigaciones sugieren que este mineral podría tener un efecto positivo en la regulación de la presión arterial, y ayudar a prevenir complicaciones a largo plazo.
Sin lugar a dudas, esta realidad convierte en una prioridad la regulación de los niveles de presión arterial, especialmente para quienes ya fueron diagnosticados. En este contexto, el magnesio se perfila como un posible aliado. Justamente, según dieron a conocer en el portal especializado Biogena, diversas investigaciones sugieren que un déficit de este mineral podría estar relacionado con el desarrollo de hipertensión. De todas formas, surge la duda de si el consumo de suplementos de magnesio podría, en sentido inverso, ayudar a mantener bajo control la presión arterial. Esta interrogante abre la puerta a explorar los potenciales beneficios de incluirlo en la dieta o en tratamientos complementarios.
El magnesio desempeña un papel clave en la salud cardiovascular, ya que tiene la capacidad de relajar los vasos sanguíneos y contrarrestar los daños que estos pueden sufrir. Este efecto puede contribuir a reducir la presión arterial alta, aunque los estudios presentan resultados contradictorios sobre la magnitud de este beneficio, así como sobre la forma y la dosis ideal del suplemento. Esto debido a que, como ocurre con otras vitaminas, los especialistas coinciden en que la principal fuente de magnesio debería ser la alimentación, ya que un consumo excesivo mediante suplementos puede causar efectos secundarios no deseados.
Con respecto a esto, recientes investigaciones exploraron la relación entre el magnesio y la presión arterial. Un estudio que analizó 34 ensayos clínicos concluyó que tomar suplementos orales de magnesio reduce significativamente la presión arterial, pero este efecto se observa principalmente en personas con deficiencia de este mineral. Luego, otro análisis de 49 ensayos mostró que, en personas con hipertensión no tratada, dosis de 600 mg diarios o más eran necesarias para disminuirla.
Asimismo, en pacientes con hipertensión descontrolada bajo tratamiento, dosis de entre 240 y 607 mg al día también resultaron eficaces. Sin embargo, en aquellos con presión arterial controlada o sin hipertensión, los suplementos de magnesio no demostraron impacto significativo, lo que subraya la necesidad de un enfoque personalizado para su uso.
Por todo lo antes mencionado, aunque el magnesio puede ser beneficioso para reducir la presión arterial en personas con deficiencia o hipertensión descontrolada, su efectividad varía según cada caso. Si bien los suplementos pueden ofrecer ayuda, es fundamental que su uso sea supervisado por un profesional, ya que un exceso del mismo puede tener efectos secundarios, debido a que la mejor fuente sigue siendo una dieta equilibrada rica en alimentos que contienen este mineral.