Paolo Rocca, el dueño de Techint, sabe que el 2025 será un año complejo, de disputa con el Gobierno, más que nada por los resultados cada vez más visibles del régimen de apertura importadora que dispuso el Presidente Javier Milei. No lo mueve un interés general, pero sí la protección de los negocios de una de las empresas más grandes del país. Ante un poder político que decidió que la industria no es prioridad.
En ese contexto, decidió plantarse como el empresario que marcará la agenda y la línea, para críticas y elogios, en un marco donde los libertarios han sabido recrear una burguesía adicta al modelo que tiene convencidos a los Unicornios tecnológicos pero, también, a los constructores y mercantiles, aún siendo las víctimas dilectas del ajuste y la caída en la actividad.
Para alcanzar esos objetivos, Rocca hizo política, lo básico, entendiendo que primero, antes de ir contra la política, hay que ordenar y alinear a los propios, ponerlos bajo su designio: así, decidió tener el control total la Unión Industrial Argentina (UIA), apadrinando al futuro presidente que reemplazará a Daniel Funes de Rioja, avisando que habrá que negociar con Techint el armado de las listas de cuadros por debajo del presidente y, en un último hecho muy polémico, desmantelando la UIA Jóven, la cantera más importante de líderes del futuro.
Esta comisión, que se creó en 2012 y funcionaba con autonomía y reglas propias, será rebajada a un Departamento para recrear «el caracter formativo». Un vacío de poder para evitar el crecimiento de liderazgos de dueños jóvenes que tiene una visión menos convencional de las relaciones de poder. No sólo en relación a los nexos con el gobierno de Javier Milei, sino más bien a la posibilidad de una burguesía nacional nueva, jóven, territorial y federal, fuera de Buenos Aires.
En estas horas de rearmado del poder económico, muchos recordaron cuando, vetado para ser candidato por pedido de Techint, el dos veces presidente de UIA, el «Vasco» José Ignacio De Mendiguren contó que, en una charla privada, Rocca le dijo que «nosotros no queremos participar en las entidades, queremos la gobernabilidad de las entidades».
Un think tank a medida
La avanzada de Rocca es un plan macro que tendrá su momento más álgido en abril próximo, cuando se defina el nuevo Presidente de UIA. Las fichas caen hoy, todas, en un nombre: Martín Rappallini, actual titular de la Unión Industrial Bonaerense (UIPBA) y dueño de Cerámica Alberdi. Apadrinado por Techint y muy condicionado de entrada por el apoyo de los gigantes, Rappallini no parece tener contra. El único rival posible era Miguel Ángel Rodríguez, el dueño de Sinteplast y actual secretario de la entidad, pero dicen que no quiere ir a una disputa. Su hija, sol Rodríguez, encabezaba hasta ahora la UIA jóven pero, como se verá más adelante en este artículo, fue corrida de su cargo.
La crema de la política en la cámara empresaria más importante del país es, en paralelo, el armado de las listas por debajo del presidente. El esquema de poder real. Hoy, Rocca tiene un armador interno que es David Uriburu, de Techint, que aúna voluntades de los gigantes en favor de la «T». Pero el plan de desembarco apuntó los faroles a otro cuadro que hay que observar a futuro.
La referencia es para Alejandro Gentile, el armador de Techint en la provincia de Buenos Aires. Gentile viene de las Relaciones Institucionales y es hijo de la hoy desmantalada UIA Joven. Actualmente, es para Uriburu lo que Uriburu fue, tiempo atrás, para Luis Betnaza, el histórico operador de Rocca en la Unión Industrial. El dueño de Techint tiene una ventaja comparativa con los Unicornios y cámaras que se han planteado netamente libertarias: históricamente, puso operadores a medida de oficialismo y oposición. Un cuadro para hablar con cada uno. Betnaza, por caso, era el nexo con el radicalismo y fue quien convenció a Rocca de poner dinero en la campaña presidencial de Ernesto Sanz. En paralelo, también había operadores para el peronismo.
El armado de lo que viene, de las autoridades, tendrá en lugares centrales a los que hoy ayudan a Rocca en la construcción de poder. La referencia es para la azucarera Ledesma, la empresa de los Blaquier; el Arcor de Luis Pagani y algunas automotríces grandes. Lo que se juega, además, es la construcción de un poder central que irradia desde Buenos Aires. Pero irradia poco. Hace tiempo, la mesa chica de la UIA le viene dando la espalda no sólo a la construcción de cuadros federales, sino a los reclamos que vienen del interior. Esto hizo que algunas entidades buscaran reforzar su lobby desde las cámaras y armados del interior.
El fin de UIA joven
Entre jueves y viernes, Rocca consiguió terminar su tarea más ambiciosa. La UIA jóven, que había sido en años anteriores, como bajo la gestión de Miguel Acevedo (AGD), una especie de escuela de futuros cuadros altos, dejó de existir como tal. Encabezada por Sol Rodríguez, una de las accionistas de Sinteplast y dirigenta con mayor perspectiva, la UIA joven era una comisión con estatuto y dinámica propia. Días atrás, con una carta firmada por Eduardo Nougues, el representante de Ledesma en la UIA, se cambiaron las autoridades, los objetivos y se reemplazó a los «dueños» por gerentes, algunos de ellos no relacionados con la historia industrial.
La nota, enviada a la Junta Directiva de UIA, la mesa más federal, Nougues precisó que habrá una próxima reunión de UIA el 4 de febrero del 2025 y que, «adicionalmente, aompañamos la siguiente información». Esa información extra es el esquema de «Nuevas Autoridades de UIA Joven». A saber: Sol Rodríguez será reemplazada María Furtado, una ex Techint y hoy representante de la cámara alimenticia Copal. El vicepresidente será Jeremías Gratti, de la Asociación de Industriales de Neuquén (ADINEU); mientras que el secretario será Sebastián Lucania, de los metalúrgicos de ADIMRA.
Aclaran en la nota algo que es central para comprender por qué se están dando cambios tan de fondo. «El objetivo principal de este Departamento de la UIA es la formación de jovenes. En los próximos días se presentarán los ejes de trabajo para el 2025, con especial énfasis en recuperar el caracter formativo del Departamento». En pocas palabras, rebajar la cantera, que se estaba moviendo con nuevos modos, a una escuela técnica de referentes que, a la luz de los hechos, tendrán poca perspectiva de ascenso al poder empresario. Un poder empresario que hoy sigue manejado sin demasiadas ansias de renovación.