El presidente Joe Biden y el gobernador de California, Gavin Newsom, anunciaron un conjunto de reglas para los sistemas de distribución de agua en el Estado Dorado. Estas medidas buscan equilibrar las demandas de los centros urbanos, las áreas agrícolas y la protección de ecosistemas.
Según CalMatters, estas regulaciones impactan directamente al Proyecto Estatal de Agua y al Proyecto Federal del Valle Central, responsables del suministro de agua a 30 millones de personas y a extensas tierras agrícolas.
Las nuevas reglas incrementarán el suministro hacia ciudades del sur de California, como Los Ángeles y San Diego, y algunas zonas agrícolas. No obstante, agricultores en zonas críticas, como el Valle de San Joaquín, podrían enfrentar reducciones de hasta un 20% en años secos.
Además, se ajustarán los cronogramas de liberación de agua desde el lago Shasta, el embalse más grande del estado, para mejorar el balance entre las necesidades humanas y la preservación ambiental.
Mientras que distritos de agua urbanos y algunos agricultores consideran estas medidas un paso positivo, otros sectores, como el Distrito de Agua de Westlands, han manifestado su oposición.
Este distrito, el mayor proveedor agrícola del país, advierte que las reducciones afectarán de forma desproporcionada a su región, con efectos en la producción y la economía local. “Es un golpe para los trabajadores agrícolas y las comunidades que dependen de esta actividad”, señalaron en un comunicado.
Por otro lado, el director del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California, Chuck Bonham, destacó que las medidas representan el mejor equilibrio posible entre las necesidades humanas y ambientales. “Es un paso adelante para proteger tanto a las personas como al entorno natural”, afirmó.
Los grupos ambientalistas han manifestado su rechazo a las nuevas reglas, argumentando que generan un daño significativo a especies en peligro de extinción.
Un análisis reciente de la Oficina de Reclamación proyecta que las poblaciones juveniles de salmón podrían disminuir hasta un 23% en años de sequía extrema. Aunque las medidas incluyen liberar agua más fría desde la presa Shasta para mejorar las condiciones de desove, la reducción de caudales en otras épocas del año podría comprometer la supervivencia de estas especies.
Jen Quan, administradora regional de la Agencia Nacional de Pesquerías Marinas, reconoció que las nuevas reglas no eliminan completamente el riesgo de extinción, pero destacó que incorporan “medidas protectoras fundamentales” que podrían, a largo plazo, contribuir a estabilizar las poblaciones de peces. Sin embargo, los ambientalistas consideran que estas acciones son insuficientes para revertir la tendencia negativa en los ecosistemas afectados.
La implementación de estas reglas coincide con un escenario político complejo. Con el presidente electo Donald Trump próximo a asumir el cargo, el futuro de estas políticas podría estar en riesgo. Durante un mitin de campaña en Coachella, California, el 12 de octubre de 2024, Trump criticó las políticas ambientales del estado y prometió revertirlas, refiriéndose a California como un “paraíso perdido”. “Voy a abrir una llave gigante y les daré más agua de la que jamás han visto”, aseguró.
Además, en septiembre del mismo año, Trump amenazó con retener fondos federales para desastres si el gobernador Gavin Newsom no aumentaba las entregas de agua a los agricultores, reiterando su posición de priorizar la agricultura sobre las protecciones ambientales.