Novak Djokovic continúa dejando su huella imborrable en el tenis mundial. A sus 37 años, el serbio se encuentra lejos de su mejor nivel, pero sigue sumando logros históricos. En el Abierto de Australia 2025, alcanzó un récord de 430 partidos disputados en torneos de Grand Slam, superando los 429 de Roger Federer y los 423 de Serena Williams.
Este hito llegó tras su victoria sobre el joven portugués Jaime Faria en la segunda ronda del certamen. Sin embargo, el partido no fue sencillo para el número uno del mundo. Aunque logró imponerse por 6-1, 6-7 (4), 6-3 y 6-2, debió batallar durante tres horas contra un rival talentoso pero inexperto, que debutaba en un Grand Slam tras superar la fase previa.
Faria, de 21 años y ubicado en el puesto 125 del ranking ATP, complicó a Djokovic en varios pasajes del encuentro, especialmente al llevarse el segundo set en un ajustado tie-break. No obstante, como es habitual en él, Nole apeló a su temple y experiencia para dar vuelta la situación.
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En el camino, no faltaron las discusiones con la jueza de silla, Marija Cicak, quien incluso le otorgó un ‘warning’ por sus reclamos, ni con su propio equipo, encabezado por Goran Ivanisevic. Además, mandó a apagar las luces artificiales antes del cierre del techo por la lluvia y tuvo algunos cruces con los espectadores. A pesar de estos momentos de tensión, demostró su capacidad para imponerse en situaciones adversas.
Este triunfo no solo lo colocó en la tercera ronda, sino que también le permitió ampliar su balance en partidos de Grand Slam, que ahora es de 379 victorias y 51 derrotas. Aunque está lejos de su mejor rendimiento, el serbio no entrega nada fácilmente y sigue siendo uno de los favoritos al título, buscando su undécimo trofeo en Melbourne Park.
El próximo desafío de Djokovic será enfrentar al checo Tomas Machac, quien venció en un maratónico encuentro a Reilly Opelka, verdugo del serbio en Brisbane hace apenas unas semanas.
Machac promete ser un rival peligroso, pero el objetivo de Djokovic es claro: continuar haciendo historia y consolidarse como el máximo referente del tenis en torneos grandes. A pesar de los altibajos, su legado sigue creciendo, y su hambre de gloria parece no tener fin.
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